Vampiros....cuando se nombra la palabra vampiro, provoca, al menos, dos reacciones en la gente en general, de aversión y de atracción. No es difícil entender el hecho de que produzcan aversión, son "seres" que no están realmente muertos, que beben sangre, y que, en teoría, son malvados. Pero nos producen una cierta curiosidad por todos esos motivos, y también por ser, casi siempre, endemoniadamente atractivos (nunca mejor dicho), morder cuellos (venga, seguro que a más de uno/a os gusta morder o que os muerdan el cuello).
Yo desde pequeña he estado fascinada por los vampiros. No se cuando comenzó la fiebre, pero estoy muy segura de que fue gracias a las estupendas historias de Angela Sommer-Bodenburg cuya obra ha traspasado el papel para convertirse al teatro e incluso películas, y que miles de personas jamás olvidaremos.
Un vampiro es, en la cultura popular de varios países, una criatura que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo.
Probablemente, la base de la mayoría de las ideas que tenemos acerca de estas criaturas vengan dadas por la novela Drácula de Bram Stoker, y las películas de cine basadas en el famoso Conde o el vampiro en general, como Nosferatu
y Drácula de Bram Stoker dirigida por Francis Ford Coppola .
La palabra "vampiro" viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Durante la expansión del Romanticismo en Europa, la principal reacción al periodo previo de Ilustración enciclopédica y racionalista, el vampiro se convirtió en una temática común y pasó de la leyenda oral a los castillos y los salones elegantes.
Aunque la descripciónde estas criaturas varía un poco entre autores, tienen varias características en común:
- Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado no exactamente vivo pero tampoco muerto.
- Suelen ser de aspecto delgado y lánguido.
- Necesitan sangre fresca para vivir.
- Pueden infectar a otros al morderlos, y convertirlos a su vez en vampiros. Los detalles varían.
- Poseen una fuerza sobrenatural.
- La mayoría sólo puede ser destruido por la luz del sol o al ser decapitado.
- Si se le clava una estaca en el corazón, el vampiro no muere, sino que queda paralizado mientras tenga la estaca clavada. Según otras fuentes, si muere, pero hay que dejar la estaca clavada. Y debe ser de madera de ciertos árboles, como el roble.
- Si se le decapita muere, en caso de que sea un vampiro de baja categoría (mordido por un vampiro no original).
- Se pueden alejar con ajo pues lo odian por su olor muy fuerte. Tampoco toleran el olor a rosas.
- Para que un vampiro no original, o de baja categoría se vuelva un verdadero nosferatu debe de beber voluntariamente la sangre de aquel que lo mordió (que en este caso debe ser un nosferatu).
El vampiro es un ser físicamente poderoso, tan fuerte como veinte hombres, de una virilidad extraordinaria y extremadamente sensual. Debido a su consumo de sangre permanece eternamente joven, y es el señor de los murciélagos, las polillas, el lobo, la rata, el zorro y el búho. Es capaz de transformarse en una nube de polvo o vapor, trepa por las paredes con la facilidad de un insecto y, al menos de un modo limitado, es capaz de controlar la furia de los elementos. En Drácula se afirma también que sólo puede entrar en un edificio si se le invita previamente -un innegable simbolismo sexual- y que tiene que dormir en un ataúd que contenga algo de su tierra natal.
Si bien existen sugerentes leyendas en todas las civilizaciones de la Antigüedad, desde Egipto a Sumeria, la primera referencia histórica del vampiro se encuentra en la obra de Lucio Apuleyo, un escritor y filósofo romano, que vivió entre los años 125 y 180. Su novela De Asino Aureo cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.
El vampiro como muerto viviente bebedor de sangre ya era conocido en las leyendas de algunos países, siendo posible encontrar relatos en Inglaterra y Dinamarca durante el siglo XII que nos hablan de seres parecidos.
Con el tiempo, y especialmente gracias a las novedades que aportaba el llamado Siglo de las Luces, donde se vive el triunfo de la razón y el desprestigio de las supersticiones, fueron poco a poco desapareciendo. Pero años más tarde surgió una de las personas que más hizo para avivar estas creencias en el vampirismo, aunque su idea inicial era refutar su existencia: el padre benedictino Dom Agustin Calmet (1672-1757). Calmet vulgarizó en el siglo XVIII las leyendas y fábulas de Centroeuropa sobre los vampiros, exponiendo en su obra Tratado sobre los vampiros (1746) las historias de estos seres en tierras de Austria, Hungría, Polonia, Serbia, Moravia, Silesia y Prusia, aunque también anotó casos de lugares tan distantes como Perú, Laponia o Inglaterra.
Michel Beheim, un juglar germánico, compuso en 1463 una canción con el título Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei donde relataba la historia de un noble rumano llamado Vlad Draculea.
Dracul (que significa el dragón, aunque la palabra rumana utilizada para referirse al Demonio es idéntica) era el apodo del voivoda (príncipe) transilvano Vlad III Dracul, caballero de la Orden del Dragón, un colectivo secreto fundado por el Sacro Emperador Romano en 1410. Vlad Dracul fue el padre de Vlad III Tepes (el Empalador) que vivió en constante estado de guerra durante 1431 y 1476. Vlad IV Tepes fue el modelo que recogería el escritor Bram Stoker para crear su famosísimo personaje, el Conde Drácula.
Como mínimo desde 1460, sus enemigos en el exterior y en el interior estaban convencidos de que Vlad disponía de poderes necrománticos, pues sólo así podía explicarse su conducta, y pensaban que su reducido ejército diurno quedaba reforzado durante la noche por las cien mil almas de sus víctimas convertidas en raptores de niños y doncellas, chupadores de sangre, fantasmales guerreros de la oscuridad en busca de implacable venganza contra los vivos. El concepto moderno de vampiro había nacido.
Como veis, los origenes del vampirismo distan mucho de los que nosotros conocemos hoy en día. casi nadie cree en los vampiros,se trata únicamente de un mito, que puede llevarse con mayor o menor importancia. Adicionalmente, debería destacar un origen etiológico del mito que se repite con cierta frecuencia en la galería de monstruos del cine: las enfermedades mentales.
La historia ha dejado una serie de personajes a los que se le ha atribuido una atracción patológica por la sangre humana. Desde el caballero Gilles de Rais (1400-1440), antiguo compañero de armas de Juana de Arco, que buscando en la sangre el secreto de la piedra filosofal torturó y dio muerte a unos 300 niños, hasta la ya conocida condesa Erzsébet Báthory, que supuestamente bebía sangre de doncellas para mantenerse joven.
El primer vampiro moderno fue el húngaro Bela Kisz que inició sus actividades en 1912 a raíz de la infidelidad de su joven esposa.
La fama de vampiro la tuvo mayormente el alemán Peter Kürten (1883-1931), más conocido como "El Vampiro de Düsseldorf", que inició sus actividades de muy joven, torturando y matando a animales. Su primer homicidio, una niña de ocho años, tuvo lugar en 1913, y al final de su vida fue acusado de nueve asesinatos y siete intentos de asesinato. Murió sin arrepentirse de sus actos y sin sufrir remordimientos por ellos. Su pasión por la sangre le hizo decir antes de ser guillotinado: "Después de que me decapiten, podré oír por un momento el sonido de mi propia sangre al correr por mi cuello. Ese será el placer para terminar con todos los placeres". Esta historia fue llevada al cine como "M, el vampiro de Düsseldorf de Fritz Lang (1931), donde Peter Lorre hacía una magnífica interpretación del asesino.
La lista es larga y continua con el famoso Fritz Haarmann "El Vampiro de Hannover" y seguir con Wayne Boden "El Vampiro Violador", Nicolas Claux "El Vampiro de París", etc. Así como otros que han sido apodados vulgarmente por la gente o mayormente por los medios de comunicación como "vampiros" o "dráculas".
Para poner el punto psiquiátrico final a este tema, cabe destacar a un "vampiro" que surgió recientemente influenciado de forma directa por el cine. Se trata de Allan Menzies, un joven escocés de 22 años, adicto al cine, que se obsesionó con la película "Queen of the Dammed" de Michael Rymer basada en la novela homónima de Anne Rice , del que os hablaré líneas más abajo....según declaró Allan Menzies, posteriormente a su detención tras matar a Thomas McKendrick (un amigo de 21 años que le facilitó la película por primera vez). Vio la película más de cien veces durante ese mes y al final hizo un pacto con Akasha,para que le convirtiera en inmortal si mataba a alguien. Cuando un día su amigo se burló e hizo comentarios sexuales sobre la actriz, Allan se abalanzó sobre él, le asestó 42 puñaladas y le destrozó la cabeza con más de 10 martillazos; finalmente se bebió su sangre y comió parte de su cerebro.
Durante el juicio no se mostró arrepentido en ningún momento e insistía en haberse convertido en un vampiro inmortal; el juez dictó la sentencia en 2003 condenándolo a cumplir al menos 18 años en prisión sin posibilidad de salir en libertad condicional, opinando que era un demonio, violento y altamente peligroso, no apto para estar en libertad". Este individuo aparecio muerto en su celda dandose la noticia el 15 de Noviembre de 2004. Se cree que se quito la vida.
Dejando temas tan sórdidos de lado, Drácula personifica la fascinación de lo prohibido y es una figura simbólica clásica para la sexualidad reprimida de todas las sociedades que oprimen de un modo u otro esta manifestación de la naturaleza humana; específicamente, la sociedad victoriana que Bram Stoker sufrió, era tan represora de la sexualidad que sólo era una cuestión de tiempo que Drácula renaciese.
Ya en 1922 el vampiro fue llevado al cine por primera vez, bajo el título Nosferatu, una Sinfonía del Horror, con la genial representación de Max Schrecky dirigida magistralmente por F.W. Murnau. Desde entonces, el vampiro, como siempre inmortal, ha protagonizado incontables producciones cinematográficas y televisivas. Desde las películas Nosferatu y Drácula, se han filmado una infinidad de películas en cine y televisión sobre vampiros.
El vampiro-Drácula por excelencia en el cine de las primeras épocas ha sido el actor Bela Lugosi. Como apunte sobre ésto, deciros que Bela Lugosi, el actor que más brillantemente ha representado el papel del vampiro, exigió y consiguió que se le enterrara envuelto en su capa.
Muchos comediantes incorporaron esporádicamente y en tono de humor la temática del vampirismo en sus producciones, tales como Los Tres Chiflados, Bud Abbot y Lou Costello.
Un toque de comedia negra era el poseído por la película El baile de los vampiros, en que cazadores de vampiros intentan destruir a varios de estos seres. Algunos sostienen que el posterior asesinato de la actriz Sharon Tate, figura femenina protagonista de esta película de Roman Polański, a manos del Clan Manson tuvo algo que ver con el irreverente tono del film de Polański sobre este tema oscuro.
La más importante revisitación del mito del vampiro se produjo a finales del siglo pasado. Una escritora norteamericana llamada Anne Rice publicó las Crónicas Vampíricas, una trilogía compuesta por las novelas Entrevista con el Vampiro, Lestat el Vampiro y la Reina de los Condenados, que después, dado su enorme éxito comercial y cinematográfico, ha continuado con secuelas como Memnoch el Demonio y Armand el Vampiro. Las Crónicas Vampíricas constituyen el último gran éxito de este personaje, que ha demostrado una vez más estar tan de actualidad como siempre.
No obstante, estos vampiros son seres de ficción adaptados al blando gusto de las sociedades contemporáneas, totalmente carentes de la maligna crueldad sin remordimientos de un Vlad Tepes. En las Crónicas, los vampiros se nos muestran como unos entes elitistas, posmodernos y confusos, sólo un poco pervertidos, con sentimientos de culpabilidad y humanizados, aptos para todos los públicos, sumergidos en el pensamiento filosófico de la Nueva Era. No destilan las gotas de maldad en estado puro que, en todas las culturas y civilizaciones, caracterizan al Draculae, el Dragón, el Demonio.
La popularidad del vampiro como icono de la cultura contemporánea ha llevado a este personaje a aparecer en videojuegos. Aunque este tema escapa a mi conocimiento, por seguro pediré una pequeña reseña a mi compañero blogger y amigo narendil que nos eche una mano en completarla.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Vampiros
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